(Por José Aguilar)
En la palabra de Dios, encontramos pasajes bíblicos que nos demuestran que los grandes siervos de Dios recurrían a la oración para poder vencer y ser fortalecidos. Cada vez que un siervo de Dios oraba, algo grande sucedía, porque Dios nos ha prometido que cada vez que le oremos, Él va a respondernos.
En el libro del profeta Jeremías, Dios nos dice: Clama a mí y yo te responderé… Dios nos invita a ir a Él, sin importar las circunstancias. Hay que reconocer que Dios no nos pone condiciones para poder orar, sino que nos da la libertad de poder llegar ante Él por medio de esa herramienta poderosa llamada oración.
La oración es el medio que Jesús nos en seño para poder encomendar todo nuestro qué hacer cotidiano en las manos de Dios padre, para que Él pueda bendecirnos. Entre más oremos, más comunión con Dios encontramos.
Cada día, nos encontramos con situaciones distintas, y en la mayoría de casos, esas situaciones son muy difíciles: hambre, problemas, enfermedad o muerte, en las cuales nos sentimos agobiados y no encontramos consuelo en ningún lado, ni en ninguna persona. Todo nuestro mundo se torna “gris”, es decir, nos vemos atormentados por muchas dificultades que nos quitan el gozo y la paz, y llegamos a pensar que no hay salida.
Pero es necesario que reconozcamos que Dios está con nosotros en las buenas y en las malas, nunca nos deja. Él nos ha dicho en su palabra: No te dejaré ni te desampararé… Debemos aprender a confiar en las promesas de Dios, para que sean una realidad en nuestras vidas. Y cuando nos veamos atormentados por los problemas que a diario encontramos, podamos clamar con todo nuestro corazón para que Él nos saque de ese agujero en el que hayamos caído. En el libro de segunda de Tesalonicenses encontramos: Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal.
Si has pensado que Dios no quiere contestar tu petición, estas equivocado. Dios es fiel a sus promesas. Probablemente, tú no has sido sincero con Dios y eso es lo que está deteniendo la bendición que Dios tiene preparada para ti. Pero nunca es tarde. Hoy puedes clamara otra vez y decirle al Señor tus penas, para que Él se glorifique en tu vida.
Dios te ama y quiere bendecirte. Si tú le entregas tu vida, Él te regala la vida eterna. Con Dios nunca pierdes, siempre sales ganado, porque Él está de tu lado para ayudarte en todo lo que emprendas. Te recomiendo que leas la Biblia, para que puedas conocer lo que Dios tiene preparado para ti, y también, para que puedas alimentar tu vida del conocimiento de Dios.
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