miércoles, 24 de junio de 2009

Palabras Dulces

Era un 2 de octubre de 2005. Un jóven desayunaba en casa de su cuñada y en ese lapso, recibió un mensaje. Descubrió que alguien le había escrito un mensaje desde el chat de Telefónica. Terminó de comer lo más rápido que pudo y luego dispuso a intercambiar mensajes.

Él en realidad no tenía ni la menor idea de con quién hablaba. Y asumo que la otra jovencita tampoco lo sabía. Los meses pasaron y su relación por mensajes y alguna que otra llamada se vieron aumentados. Un diá de junio de 2006, el le pidió que fuera su novia. Ella aceptó. Se enamoró tanto de aquella joven sin haberla conocido, solamente había recibido, en su correo de yahoo, tres fotos que ella le había enviado.

Una tarde de junio de 2007, se conocieron. Él quedó enamoradísimo de ella. No podía creer lo sucedido. No obstante, pudo persibir que no tenia el valor suficiente para decirle cosas bonitas en persona como usualmente lo hacía por teléfono.

El tiempo fue transcurriendo y en cuatro años, solo se vieron en seis ocasiones. Él estaba loco por ella, pero no sabía a ciencia cierta si ella sentía lo mismo. Le decía cosas lindas para ver si ella respondía igual, pero nunca lo pudo saber. Casi siempre era él quien escribía más mensajes. Tenia sus correos y su página de hi5 llenos de mensajes para ella. En las noches, no dormía pensando en ella, en las cosas lindas que le gustaría vivir. Solo fueron ilusiones.

Apesar de la vida tan apasionada e ilusionada que vivía solo para sí mismo, y que nunca pudo compartir con ella, notó que no era la manera correcta. Consideró que el amor se debía vivir con la otra persona a quien se ama, no de forma individual.

Todas aquellas cosas eran fantasía. Pero se negó a aceptar que aquel amor era falso y que solo le estaba haciendo perder el sueño e incluso, le hacía vivir engañado y no le traía ningun beneficio. Le dolía ver que ella prefiriera hablar con otros, pero no con él, a pesar del largo tiempo que tenían sin verse. A lo mejor ya la tenía cansada de tantas cosas que le escribía, porque insistía en querer verla, pero ella nunca tuvo tiempo. En vairas ocasiones lo dejó plantado, pero él trató de comprenderla.

El dolor de su corazón se agudisaba cada vez más y no encontraba la manera de curarlo. Había perdido la esperanza de que ella se fijara en él, a pesar de que la amaba mucho. No pudo más y pensó que borrarla de sus contactos era la única manera de no ver las conversaciones de ella con los demás. Porque eso le hacía sentir mucho dolor en su corazon.

Le costó aceptar que los amores por chat no son amores. Descubrio que las palabras de las mujeres son tan dulces que atrapan a quien se las dicen. Fuera o no cierto. Sintió que el mundo se le vino encima, pero prefirió sufrir un tiempo que vivir asi hasta nadie sabe cuando.

Después que ella descubrió que la habia eliminado de sus contactos, ÉL LE DIO UNA RECOMENDACIÓN. SE LA DIJO TRES VECES Y FUERON SUS ÚLTIMAS PALABRAS. Ella reprochó duramente aquellas palabras, porque no conocía el verdadero significado de aquel ultimo mensaje. él sí lo sabía. La amaba.

lunes, 1 de junio de 2009

LA SABIDURÍA DE AGUR

Me gustaría recordar las palabras de Agur, las cuales han quedado plasmadas en el proverbio 30. En los 33 versículos detalla muchos consejos y categorías de tres y cuatro cosas que le parecen importantes, pero que se dejan pasar de lado en la vida. Me llama la atención, cuando menciona a las langostas, las cuales no tienen rey y salen todas por cuadrillas.

Quizá se preguntó ¿y esto por qué sucede? No teniendo quien las dirija, están bien organizadas. Dios sabe cómo ha dejado todo. Cosas tan pequeñas como las hormigas, que son inteligentes y precavidas, o como los conejos, que son perezosos, nos dejan lecciones grandes en este proverbio. Me gustaría saber cuál habrá sido el estado de ánimo en el que se encontraba Agur, cuando escribió el proverbio.

Pero a pesar de todo hace reflexiones muy interesantes para todos las personas que profesamos la fe en Cristo, independientemente de la forma de adorar que todos tengamos. Puedo llamarlo “un consejo universal”, ya que todo aquel que desee hacer uso de él, puede hacerlo.

Agur también declara que ni las muchas riquezas, ni la extrema pobreza, son circunstancias que sean de agrado al hombre. Por lo cual le dice a Dios: “No me des pobreza ni riqueza, mantenme del pan necesario. No sea que me sacie y te niegue, y diga: ¿quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte y blasfeme el nombre de mi Dios” (Proverbios 30: 8-9).

La mayoría de personas nunca somos tan conformes, ni la que tiene mucho ni la que tiene poco, porque a veces se nos olvida que la vida es pasajera. Y como dijo Salomón, “todo es vanidad de vanidades.” No estoy refiriéndome a que debemos ser personas que nos conformemos al mal estado en que posiblemente nos encontramos por ejemplo, enfermedad, pobreza extrema. Dios no quiere eso para nadie. Me refiero a que debemos vivir agradecidos con Dios por todas las bendiciones que nos da cada día. Salud, paz, amor, misericordia, etc. Y compartirlo con nuestro prójimo que no lo tiene, algo que casi nunca hacemos, porque se nos olvida.

Las personas desamparadas pueden recibir ayuda de nosotros que no nos encontramos en ese estado. Dios puede usarme para ello, como también puede usarte a ti. Dios es escudo a todas las personas que le temen y le buscan. No hay que olvidar que Cristo se humilló a lo sumo y murió en una cruz por amor a nosotros.

Por lo tanto, nosotros debemos irradiar ese amor que Jesucristo nos mostró y enseñó. Y así como las hormigas, los conejos, las langostas y la valentía del león, tomar esas decisiones acertadas para caminar y no volver atrás por nada. En cualquier circunstancia Dios se manifiesta si nosotros se lo pedimos y le buscamos. Él no quiere mal para nadie. Quiere que todos los hombres le reciban en el corazón para darles la salvación y una nueva vida. Dios no se equivoca y como dice Agur: “toda palabra de Dios es limpia.” Así quiere cumplir sus promesas en ti y en mí, para que, al igual que esos animalitos que parecen tan sencillos, podamos hacer cosas grandes.

Este proverbio posee una riqueza de consejos que pueden ser útiles en el diario vivir de todos. Los últimos dos, que aparecen los versículos 32 y 33, son básicos. En el primero, se nos hace un llamado a no enaltecernos, porque para nada es provechoso. Si tú posees un talento, lo mejor es que lo dediques a hacer buenas obras. En el segundo, se nos recuerdan las acciones represivas, que pueden llevar a pleitos y contiendas, cosa mal vista por la sociedad y por todos, ya que no soluciona problemas. Aunque nos cueste tener la paz, no debemos cansarnos de buscarla.

Aunque haya personas que nos hagan vivir la vida a cuadros, debemos mantener nuestro estado de calma. Alguna recompensa van a obtener. Pelear no es la solución. Seamos sabios.