miércoles, 31 de octubre de 2007
TOMANDO DECISIONES
viernes, 26 de octubre de 2007
¿ALGUNA VEZ HAS ORADO?
(Por José Aguilar)
En la palabra de Dios, encontramos pasajes bíblicos que nos demuestran que los grandes siervos de Dios recurrían a la oración para poder vencer y ser fortalecidos. Cada vez que un siervo de Dios oraba, algo grande sucedía, porque Dios nos ha prometido que cada vez que le oremos, Él va a respondernos.
En el libro del profeta Jeremías, Dios nos dice: Clama a mí y yo te responderé… Dios nos invita a ir a Él, sin importar las circunstancias. Hay que reconocer que Dios no nos pone condiciones para poder orar, sino que nos da la libertad de poder llegar ante Él por medio de esa herramienta poderosa llamada oración.
La oración es el medio que Jesús nos en seño para poder encomendar todo nuestro qué hacer cotidiano en las manos de Dios padre, para que Él pueda bendecirnos. Entre más oremos, más comunión con Dios encontramos.
Cada día, nos encontramos con situaciones distintas, y en la mayoría de casos, esas situaciones son muy difíciles: hambre, problemas, enfermedad o muerte, en las cuales nos sentimos agobiados y no encontramos consuelo en ningún lado, ni en ninguna persona. Todo nuestro mundo se torna “gris”, es decir, nos vemos atormentados por muchas dificultades que nos quitan el gozo y la paz, y llegamos a pensar que no hay salida.
Pero es necesario que reconozcamos que Dios está con nosotros en las buenas y en las malas, nunca nos deja. Él nos ha dicho en su palabra: No te dejaré ni te desampararé… Debemos aprender a confiar en las promesas de Dios, para que sean una realidad en nuestras vidas. Y cuando nos veamos atormentados por los problemas que a diario encontramos, podamos clamar con todo nuestro corazón para que Él nos saque de ese agujero en el que hayamos caído. En el libro de segunda de Tesalonicenses encontramos: Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal.
Si has pensado que Dios no quiere contestar tu petición, estas equivocado. Dios es fiel a sus promesas. Probablemente, tú no has sido sincero con Dios y eso es lo que está deteniendo la bendición que Dios tiene preparada para ti. Pero nunca es tarde. Hoy puedes clamara otra vez y decirle al Señor tus penas, para que Él se glorifique en tu vida.
Dios te ama y quiere bendecirte. Si tú le entregas tu vida, Él te regala la vida eterna. Con Dios nunca pierdes, siempre sales ganado, porque Él está de tu lado para ayudarte en todo lo que emprendas. Te recomiendo que leas la Biblia, para que puedas conocer lo que Dios tiene preparado para ti, y también, para que puedas alimentar tu vida del conocimiento de Dios.
miércoles, 17 de octubre de 2007
TODO LO QUE HACEMOS DETERMINA NUESTRO FUTURO
(Por José Aguilar)
Cada uno de nosotros hacemos lo que nos parece bueno. Al parecer somos libres de actuar y de hacer lo que queramos, nadie nos dice nada, porque tenemos libre ALBEDRÍO.
Esta es la razón principal de porqué cada quien decide lo que quiere ser y cómo quiere ser conocido en este mundo... Eso está muy comprobado. Nos gusta ser autónomos, independientes y siempre tener la razón.
En ocasiones, por ir siguiendo esta línea, nos olvidamos de la existencia de Dios. Nos adentramos tanto en nuestro ego, que nos olvidamos de que todo lo que hoy hagamos decide lo que en el futuro seremos…
Algunos desde temprana edad optamos por llevar una vida desenfrenada, dañando nuestros cuerpos, nuestra salud y nuestra imagen como personas. Comenzamos consumiendo algún tipo de droga o bebidas alcohólicas y luego seguimos por complacer los deseos de la carne.
Caminamos en la vida sin temor de Dios, nos dejamos guiar por nuestros propios caprichos, los deseos de la carne y, en algunos casos, por otra persona que hace lo mismo y nos insita a ser como él. La Biblia dice en el libro de Proverbios: DICE EL NECIO EN SU CORAZÓN: NO HAY DIOS. La Palabra de Dios nos advierte de no caer en esta situación, porque nos enseña que hay un castigo para todo aquel que no quiera creer en Dios. Pues nos habla del Juicio de Dios, el cual será en el fin de los tiempos, sea que ya hayamos muerto o que aun estemos vivos…
Mientras más nos adentremos en el mundo, más dependeremos de él. Esto sólo nos llevará a perder nuestra familia, nuestro trabajo y a nuestras amistades. Entre más me mezcle con el mundo, más me alejo de Dios. No hay algo más peor en este mundo que vivir lejos de la comunión con Dios.
Dios envió a su hijo Jesucristo al mundo para que muriera en la cruz del calvario para redimir de pecados a todo aquel que en ÉL crea. Por lo tanto, es muy importante que toda persona busque a Dios, pues Él es el único que puede perdonar nuestros pecados y salvarnos de la condenación eterna…
Querido amigo que lees este artículo, si tu aún no has tomado la decisión de seguir a Jesucristo y recibirle en tu corazón, hoy es el momento indicado para que puedas recapacitar y pedirle perdón a Dios de todo corazón, pues Dios es fiel y justo en perdonar nuestros pecados.
Dios quiere cambiar tu vida y liberarte de la esclavitud del mundo, de la esclavitud del pecado, para regalarte la Salvación que tiene preparada para todos los que creamos en Él.
Si tu decides este día entregarle tu vida a Dios, ya no tendrás que temer del juicio de Dios, porque Él te ha preservado para su Reino. Pero toda persona que no crea en Jesús tendrá que comparecer ante el Gran Trono Blanco, donde Dios juzgará a todo el que no creyó en Él.
Te invito a que sigas visitando mi blog. Puedes dejarme un comentario o sugerirme temas que quieras que aparezcan publicados aquí. Dios te bendiga.
jueves, 11 de octubre de 2007
¿CONOCES A JESUCRISTO?
¿Alguna vez has escuchado hablar de Jesucristo, el Hijo de Dios?
En la actualidad, muchas personas en el mundo hemos tenido el maravilloso privilegio de haber escuchado hablar acerca de Jesucristo, el Salvador del Mundo. Algunos han hecho caso omiso y no le han dado ninguna importancia al sacrificio que Cristo hizo por la humanidad.
En
En el libro de Génesis encontramos que desde la fundación del mundo el hombre fue desobediente a los mandatos de Dios. Pues Dios les había mandado a Adán y Eva, no comer del árbol de la ciencia del bien y el mal –porque el día que comieres, de cierto morirás –les dijo. Pero la mujer dejándose engañar por la serpiente, que es el Diablo, comió del árbol y luego le dio al hombre.
Esto quiere decir, que como Adán pecó, llevamos el pecado en nuestra sangre, porque todos somos descendientes del primer hombre: Adán. De manera inconciente hemos adquirido el pecado que viene desde Adán, y sólo Jesucristo puede quitarnos ese pecado que venimos cargando.
En el libro de los Romanos podemos encontrar lo que le espera a una persona que no ha recibido a Cristo en su corazón: “…Porque la paga del pecado es muerte, mas la dadiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Romanos 6:23).” No se trata sólo de una muerte física, sino de una muerte eterna, o mejor dicho una condenación eterna en el lago de fuego y azufre, como lo dice el libro de Apocalipsis.
Para poder tener la vida eterna, necesitamos confesar nuestros pecados a Dios, reconociendo que somos pecadores, y debemos recibirlo en nuestro corazón permitiéndole que sea Él quien more en nuestro corazón y nos libere de la esclavitud del pecado.
Jesucristo pagó todos nuestros pecados en la cruz del calvario. Se ofreció a sí mismo para morir en la cruz, y Él que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado. Por nuestros pecados y culpas, Cristo murió crucificado.
Dios, aún viendo la maldad de toda la humanidad, vino a morir por nosotros -dice el libro de Romanos. Eso demuestra el amor de Dios hacia nosotros, pues no importándole nuestra condición de pecadores, se entregó en la cruz del calvario por nosotros.
Dios te ama y tiene un plan maravilloso para tu vida. El vino a la tierra a buscarte a ti, porque quiere salvar tu alma de la condenación eterna. Este mundo es pasajero y nuestra vida es corta. Nada puede asegurarnos que mañana estaremos vivos. Pero sea que vivamos o que muramos, si nuestra vida está escondida en Cristo en Dios, tenemos la seguridad, por la fe en Jesucristo, que al morir iremos al cielo y no iremos a condenación, porque Jesucristo pagó nuestras deudas muriendo en la cruz.
Si tú que lees este artículo, aún no has recibido a Cristo en tu corazón, te invito a que puedas hacerlo invocándolo de esta manera, desde lo más profundo de tu corazón: “Señor Jesús, yo te recibo hoy en mi corazón para que tomes el control de mi vida y puedas salvarla. Creo en ti y reconozco que soy pecador. Te invito a que desde hoy mores en mi vida para que yo pueda estar contigo en el reino de los cielos. Gracias Señor por salvar mi alma hoy. En tu Nombre he orado, amén. ”
Si has repetido esta oración, ahora ya formas parte de la familia de Dios. Te invito a que puedas leer
Clic aqui para más información.
viernes, 5 de octubre de 2007
¿ACEPTAS EL RETO?
Cuando yo aún era niño, le pregunté a mi abuelo acerca del futuro. El me respondió: “...nadie sabe con exactitud lo que sucedería. Lo único que puedo decirte es que nosotros hacemos especulaciones acerca de las cosas, pero no sabemos si en realidad serán así…”
Aquellas palabras no eran quizá las que yo deseaba oír en aquel momento. Sin embargo, cuando llegué a la adolescencia, comencé a ver el mundo de una forma distinta. Me di cuenta que vivir en el mundo no era tan fácil como lo imaginé en mi niñez. Descubrí que todos los seres humanos cambiamos, que la vida es corta, que para vivir hay que trabajar…
También recuerdo que cuando estaba cerca de cumplir los 14 años, comencé a preguntarme sobre la existencia del ser humano. Otra vez recurrí a mi abuelo, pero esta vez me sorprendió con sus palabras: “…el mundo fue creado por Dios y todo lo que en él hay” -me dijo. Entonces, decidí investigar quien era Dios y adónde encontrarlo.
En uno de esos días de soledad, sentí la curiosidad de leer un libro que mi mamá leía tanto: la Biblia. En ella encontré varios libros y opté por leer uno de ellos: el libro de los Salmos. Habían en él muchas oraciones para pedir ayuda, protección y también, para dar gracias. El Salmo cinco comenzaba así: “Escucha oh Jehová mis palabras; considera mi gemir. Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a ti oraré. Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré ante ti, y esperaré. ”
Decidí un día buscar la ayuda y la protección de Dios, así como el salmista David lo hacía. Visité una iglesia cristiana y cuando preguntaron quién quería recibir a Cristo en el corazón, yo me puse de pié. Recuerdo que cerré los ojos y repetí la oración. Sentí temor y, al mismo tiempo, algo que no podía explicar, pero que lo sentía muy dentro de mí: recibí a Cristo en mi corazón. Fue una experiencia muy linda. Y desde ese momento sentí que mi vida comenzó a cambiar, comencé a encomendar mi vida a Dios y a contarle todos mis problemas, y el comenzó a obrar en mi.
Así fue como en agosto de 1,999, decidí buscar a Dios y darle una oportunidad en mi vida. Los años han pasado, y he descubierto que cuando tú le entregas tu vida a Dios, la vida se vive de una manera distinta porque Él es tu respaldo.
Querido amigo, Dios te ama y desea ayudarte, bendecirte y, no solo eso, sino que quiere regalarte la salvación de tu alma. Sólo debes entregarle tu corazón y buscarlo todos los días de tu vida. Y te aseguro que Dios no se hará esperar, Él obrará en el momento cuando más lo necesites. Recuerda que el mañana no es de nosotros, porque no sabemos cuánto tiempo viviremos en esta tierra, pero si nuestra esperanza está puesta en Dios, viviremos eternamente con Él, dice su Palabra.
¿QUÉ DICES, LE DARÁS HOY UNA OPORTUNIDAD A DIOS PARA QUE OBRE EN TU VIDA?