lunes, 16 de agosto de 2010

LUCHANDO CONTRA GIGANTES


Hubo un joven muy valiente llamado Josué. Sus padres vivieron en el cautiverio durante muchos años. La opresión, el maltrato y otros males con que era tratado el pueblo de Israel eran visibles.

Cuando las cosas no van bien, posiblemente perdemos la esperanza de ver la luz de un nuevo día. Un día lleno de paz de tranquilidad, de bendiciones. Donde nuestro paso por la tierra sea agradable.

Volviendo a nuestro personaje, podemos hablar de un gran guerrero hijo de esclavos. Su pasado no le impidió llegar a ser grande. Josúe fue quien asumió el mando luego de Moisés. Eran miles las personas que caminaban hacia la tierra prometida, por ende, miles los caracteres, los ánimos, los puntos de vista con los que tenía que lidiar. Nunca se dio por vencido.

Josué peleó muchas batallas. Su astucia, inteligencia y su positivismo eran de agrado para Dios. A pesar de que pelearon contra grandes ejércitos en su paso hacia la tierra prometida, no desistió de su legado.

En ocasiones, desistimos de nuestros sueños y metas porque los consideramos imposibles de conquistar. A josué se le dijo que sería él quien repartiria la tierra prometida, la cual primero debería ser conquistada.

Cuando tenemos a Dios en nuestro corazón, las batallas de la vida no las peleamos solos, sea cual sea. Enfermedad, problemas familiares, problemas laborales, etc. No importa cual sea, Dios en su grande amor y misericordia acude a socorrernos si le buscamos.

La valentía de Josué quedó marcada para la historia y para testimonio nuestro. No importa de donde vengamos o quién seamos, si buscamos a Dios, de seguro le encontraremos y alcanzaremos lo deseado.

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