Debido a la precaria situación económica en la que vivía su familia, Walter Flores, un joven salvadoreño, de 19 años de edad, decidió buscar el sueño americano. Estaba tan entusiasmado que nada pudo detenerlo. Vendió todas sus posesiones para poder conseguir un poco de dinero y, de esa manera, solventar algunos gastos en el camino.
La familia de Walter estaba muy preocupada, pues el tiempo transcurría y no sabían nada de él. Una mañana recibieron una carta del joven, donde expresaba lo difícil que había sido llegar a Estados Unidos, pero que estaba dispuesto a sacrificarse para poderles ayudar.
Los años pasaron, y Walter enviaba cada mes varios dólares para sostener a su familia. Pero, de pronto, la comunicación se cortó. La familia del joven buscaba la manera de comunicarse, pero todo era en vano. Nadie sabía con exactitud lo que ocurría, hasta que un día la familia recibió una llamada telefónica de una institución de investigación de crímenes en Estados Unidos.
Después de mucho tiempo, esta institución había podido contactar a la familia de Walter para darles una mala noticia: el joven había sido asesinado por un grupo de pandilleros latinos.
La historia de Walter es muy triste, pero es real. En este mundo tan lleno de inseguridad, uno no sabe si, después de salir de casa por la mañana, tendrá la seguridad de regresar vivo. Walter posiblemente pensaría en regresar de nuevo a El Salvador para estar con su familia, pero jamás imaginó que un grupo de pandilleros le arrebatarían la vida.
Este mundo tan lleno de maldad no tiene solución. SOLO EXISTE ALGUIEN QUE NOS PROMETE UNA VIDA EN ABUNDACIA: JESUCRISTO EL HIJO DE DIOS. Si nos acercamos a él, nos hacemos herederos de sus promesas y tenemos la convicción de que él nos protege. Y no solo eso, sino que tenemos la seguridad que si morimos, él nos da la vida eterna porque nos ha salvado de la condenación eterna, del lago de fuego preparado para Satanás.
Dios quiere que todos vivamos en él. Jesús nos ha dejado la garantía de que sus promesas son válidas, puesto que el Espíritu Santo está con nosotros y va a guiarnos a toda verdad y justicia. Nos dará la sabiduría de sabernos conducir en esta corta vida aquí en la tierra, mientras esperamos su venida.
La primer interrogante que me hice al conocer la historia fue: ¿Walter habrá recibido a Cristo en su corazón antes de morir? No lo sé. Solo existen dos posibilidades: “que sí” y “que no.” Supongamos que el joven recibió a Cristo en su corazón. Si lo hizo entonces tiene vida eterna, pero si no lo hizo entonces no puede ir al cielo. PARA IR AL CIELO SE NECESITA CREER EN CRISTO PORQUE ÉL ES LA PUERTA (SAN JUAN 14:6).
Dios quiere que todos los hombres le conozcan. Quiere que todos los hombres se arrepientan de sus pecados y se vuelvan a él (Isaías 1:16-18) Si tú aun no le conoces, hoy es el Día en el que puedes entregar tu corazón a Dios.
La familia de Walter estaba muy preocupada, pues el tiempo transcurría y no sabían nada de él. Una mañana recibieron una carta del joven, donde expresaba lo difícil que había sido llegar a Estados Unidos, pero que estaba dispuesto a sacrificarse para poderles ayudar.
Los años pasaron, y Walter enviaba cada mes varios dólares para sostener a su familia. Pero, de pronto, la comunicación se cortó. La familia del joven buscaba la manera de comunicarse, pero todo era en vano. Nadie sabía con exactitud lo que ocurría, hasta que un día la familia recibió una llamada telefónica de una institución de investigación de crímenes en Estados Unidos.
Después de mucho tiempo, esta institución había podido contactar a la familia de Walter para darles una mala noticia: el joven había sido asesinado por un grupo de pandilleros latinos.
La historia de Walter es muy triste, pero es real. En este mundo tan lleno de inseguridad, uno no sabe si, después de salir de casa por la mañana, tendrá la seguridad de regresar vivo. Walter posiblemente pensaría en regresar de nuevo a El Salvador para estar con su familia, pero jamás imaginó que un grupo de pandilleros le arrebatarían la vida.
Este mundo tan lleno de maldad no tiene solución. SOLO EXISTE ALGUIEN QUE NOS PROMETE UNA VIDA EN ABUNDACIA: JESUCRISTO EL HIJO DE DIOS. Si nos acercamos a él, nos hacemos herederos de sus promesas y tenemos la convicción de que él nos protege. Y no solo eso, sino que tenemos la seguridad que si morimos, él nos da la vida eterna porque nos ha salvado de la condenación eterna, del lago de fuego preparado para Satanás.
Dios quiere que todos vivamos en él. Jesús nos ha dejado la garantía de que sus promesas son válidas, puesto que el Espíritu Santo está con nosotros y va a guiarnos a toda verdad y justicia. Nos dará la sabiduría de sabernos conducir en esta corta vida aquí en la tierra, mientras esperamos su venida.
La primer interrogante que me hice al conocer la historia fue: ¿Walter habrá recibido a Cristo en su corazón antes de morir? No lo sé. Solo existen dos posibilidades: “que sí” y “que no.” Supongamos que el joven recibió a Cristo en su corazón. Si lo hizo entonces tiene vida eterna, pero si no lo hizo entonces no puede ir al cielo. PARA IR AL CIELO SE NECESITA CREER EN CRISTO PORQUE ÉL ES LA PUERTA (SAN JUAN 14:6).
Dios quiere que todos los hombres le conozcan. Quiere que todos los hombres se arrepientan de sus pecados y se vuelvan a él (Isaías 1:16-18) Si tú aun no le conoces, hoy es el Día en el que puedes entregar tu corazón a Dios.